nombre con que apodé este acantilado próximo a Comillas por su parecido a dicho animal y que siempre me atrajo por el magnífico relieve y tonos suaves de sus estratos. Acorde con ello y con el gris del cielo, pinté el agua de la ensenada con suaves pinceladas largas grises verdosas dejando al blanco del papel que rematase el pequeño oleaje y la espuma formada.
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