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23 marzo 2022

Bujaruelo - 1983



 Para los que hayais pasado por este lugar de los Pirineos oscenses viniendo desde el valle de Ordesa ó, en sentido contrario, desde Gavarnie en Francia al otro lado, y si ha sido durante las estaciones más cálidas, posiblemente no sereis capaces de reconocer el lugar que ahora estais viendo. En estos angostos valles pirenaicos el crudo invierno  lo transforma todo y amontona nieve durante días borrando todo rastro de vegetación, pedregales y relieve. Todo queda debajo esperando pacientemente el buen tiempo, el sol y los bañistas: el puente que veis sirve para salvar el río Ara, qué, joven aún en este punto de su curso, ofrece aquí en la temporada estival un lugar ideal para disfrutar de un buen chapuzón. 

Imaginar conmigo como sería este recóndito paraje hace ocho siglos cuando lo que veis era un hospital y albergue para peregrinos que cruzaban las montañas a través de este paso en ambos sentidos; imaginarlo también en los años en que nuestro hemisferio se vió sometido a lo que se llamó la pequeña Edad  de hielo a finales del medievo y comprendereis que incluso me puedo haber quedado corto vertiendo nieve en el papel.

Hoy día es un encantador refugio, confortable y con muy buena cocina- restaurante y adyacente a él se encuentran las ruinas, solo queda el tambor del ábside, de la pequeña ermita de San Nicolás de Bari del siglo XIII.  



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