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02 marzo 2022

ordesa - 1974



 Poco a poco he ido adquiriendo algo más de destreza a la hora de pintar zonas montañosas con sus paredes llenas de relieves caprichosos y magníficos y en este caso, no siempre ha sido así, puse la máxima atención en tratar de reproducir fielmente con el lápiz fisuras, gendarmes, placas, oquedades, en fín todas esas irregularidades que los agentes atmosféricos les van añadiendo año trás año y siglo trás siglo. Esto es especialmente necesario en planos muy próximos como en el de la pared izquierda del cuadro y lo es  menos ó casi innecesario en las más lejanas, como el gran espolón que llena el resto de la escena, donde bastó con dejar en claro los puntos más brillantes dentro de un tono original para, una vez bién seco el papel, cubrir todo con sombra (azulada + ocre oscuro +complementario),  teniendo siempre presente la disposición de los estratos horizontales que claramente podreis apreciar.

La profundidad del cañón de Ordesa y la altura magnífica de sus paredones, iluminados con generosidad en sus partes más altas, obligaban a oscurecer con azul verdoso el valle inferior que, además, se encuentra densamente poblado por un bosque recondito y conmovedor.  

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