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28 febrero 2022

perdiz - 1966


 efectivamente yo salí cazador como mi padre y mi abuelo. Desde niño estuve metido de lleno en esa actividad que se genera en cualquier familia donde haya uno ó varios miembros tocados por esa afición, desde la recarga de munición hasta el trato directo y cuidado de armas y perros. De una familia de cinco hijos como éramos, solo a mi me dió la vena y a los dieciseis años, como marcaba la ley, saqué mi primera licencia. Mucho antes ya acompañaba a mi padre, las más de las veces en verano a las codornices. Después ya con mi propia escopeta conocí la dificultad de la caza de la perdiz en mano, tanto por las caminatas cuesta arriba como por la sagacidad y fortaleza de este ave, reina sin duda de la cinegética peninsular.

Al día de hoy, sin embargo, hace años que colgué el arma, estaría dudando si cazar o no cazar; sí, creo que me he pasado al bando de los "ecologistas", como decimos ahora y hasta me daría pena disparar sobre una pieza aunque llevara detrás de ella un día entero echando el bofe, cosas del cerebro como diría aquel.

la perdiz que veis, posiblemente, y que me perdonen algunos, una de mi sprimeras, la cual, ya metido en esto de la acuarela desde hacía años, no dudé en llevarla al papel, imitando a mi padre, acuarelista también y que había hecho lo mismo en varias ocasiones. Creo que conseguí sacar el bello colorido de sus plumas correctamente y desde hace muchos años ocupa un rincón en las paredes del salón de mi casa.


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