una pequeña ermita bañada de sol atlántico de un día maravillo en las Rías Bajas. Una acuarela repleta de luz, luz que han absorbido todos los colores volviéndose tenues y luminosos, casi grises. Dibujar y procurar definir bién los volúmenes mediante el juego luz-sombra. El color del mar al fondo, a tono con el resto, imprescindible para situar la escena.
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