se de un lugar en los montes que cercan el pueblo de Comillas, recóndito y cerrado de vegetación, que, trás encontrarlo, lo consideré enseguida un lugar maravilloso para escaparme a pintar; lo llamé la encrucijada, y , lo ireis viendo, de el salieron varias obras que siempre han sido de mi agrado.
Esta, que ya vendí hace muchos años, es una de ellas, y en ella intenté ofrecer la vasta acumulación de especies vegetales que dan a la escena un carácter intrincado e inaccesible. Ahí se mezclan sabinas, eucaliptos y robles con todos sus hermanos menores que conforman ese matorral fuerte y húmedo que alfombra toda la cornisa cantábrica.
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