algún día de los veranos de Comillas descubrimos un hermoso bosque de robles y castaños por el que discurre un pequeño río, el Casaño, afluente de Cares que tan pronto corre veloz en angostos pasajes de rocas y musgos como se aquieta remansándose en tranquilas pozas azules y cristalinas de chapuzón obligado. En ellas pasábamos el día entero y al anochecer volvíamos bosque adelante hasta alcanzar el pequeño pueblo de la Molina del concejo de Cabrales.
En éste cuadro podreis distinguir el grupo familiar entre los que me encuentro a la hora de la siesta junto a una de las pozas.Creo que el contraste entre las densas sombras y la calima de un tórrido día de verano esta aceptablemente conseguido. Para ello intenté difuminar suficientemente los objetos más lejanos y dejé correr el agua del pincel en los árboles del segundo plano de la derecha. Los canchales del fondo azulean como es debido.
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